"Las bingueras de Eurípides", de Ana López Segovia
Unas bacantes de hoy frente al viejo mundo de la opresión

Entre las obras de habla hispana estrenadas en nuestro país en los últimos tiempos, exceptuadas las de origen argentino, una de las que más impresionaron por su calidad y originalidad fue, sin dudas, Las bingueras de Eurípides, de la autora española Ana López Segovia, que dirigió, en Buenos Aires, Francisco Civit.
Este trabajo cerró la segunda edición del Ciclo de Intercambio Autoral España-Argentina SGAE-Argentores durante el mes de septiembre de 2024, encuentro que tiene como finalidad difundir obras de autoras y autores españoles en nuestro país y de los argentinos en España. Y que, a la fecha de la publicación de esta nota, se estaba representando aún los sábados a las 18 horas en el teatro Itaca.
Ana López Segovia, además de licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Cádiz, es una reconocida dramaturga, actriz y directora de teatro en su país. Formada en interpretación en el Estudio Internacional de Actores de Juan Carlos Corazza de Madrid, trabajó desde sus inicios en el teatro universitario, con compañías de renombrado prestigio como La Zaranda y fundó en 2018 Las Niñas de Cádiz, grupo de teatro que mezcla elementos de la tradición literaria culta con otros de la cultura popular. En teatro, escribió y dirigió, entre otras obras, La reinabrava, Lorca Sonoro, El viento es salvaje, Lysístrata 2500 años no es nada y Niñas de Cádiz. También ha dirigido trabajos de artistas flamencos como David Palomar, El Junco, Rosario Toledo, La Zambra. En fecha más reciente, el espectáculo Qué pasaría si pasara, del cual fue directora escénica y dramaturga, recibió el Premio del Público de Canal Sur.
Tanto entonces por la importancia de la obra dramática de esa autora, como por el interés en particular que despertó Las bingueras deEurípides, nuestra revista decidió conectarse con ella en España para hacerle una entrevista, que se complementa, además, con un diálogo con Francisco Civit, director, como dijimos, de la obra en nuestro país

Con Ana López Segovia
¿Cómo nació la idea de escribir Las Bingueras de Eurípides?
En nuestra compañía somos cuatro mujeres, de Cádiz, amigas de toda la vida, tenemos un mundo propio, una forma de ver la vida, un humor, que llevamos siempre a los escenarios. En una de nuestras conversaciones, con cervecita de por medio supongo, comenzamos a hablar de los bingos clandestinos, que suelen celebrarse en los barrios humildes de la ciudad. Normalmente son asociaciones de mujeres, de amas de casa que hacen, supuestamente, manualidades, cursos de alfabetización… Y también, a escondidas, partidas de bingo. Se juega por poco dinero, veinte céntimos, cincuenta, son premios irrisorios, pero en rigor es ilegal, es un juego que no está declarado, así que la policía suele intervenirlos. Por eso, ellas dicen “naranja” en vez de “línea”, y “limón” en vez de “bingo”, para disimular, de una manera un poco naif, la verdad. Pero ya ves, qué cosa: son amas de casa, con vidas a veces muy duras, que el ratito de relax que les dejan sus tareas diarias, para dedicarlo al encuentro con otras amigas, a la charla con ellas, a tomar un cafecito, un anís o alguna pastillita. Y también al juego. Pequeños vicios. Fue en ese contexto que, a mí, de pronto, me surgió en la cabeza la idea de instalar unas Bacantes -aquellas mujeres que adoraban al dios Dioniso o Baco en la mitología griega y que reflejó en una obra Eurípides- en un bingo ilegal. Son mujeres que se reúnen para hacer actos “ilícitos” a espaldas de la autoridad, un mundo misterioso, íntimo, que se ve amenazado por el tirano, por el poder… Y ahí surgen Las Bingueras de Eurípides. Yo saco a las “bacantes” de su anonimato y les doy un nombre y una historia, a veces muy dura, de sumisión, que pesa sobre sus espaldas. Dionisio es Dionisia, un ser ambiguo, divino, que regenta el bingo y acoge a sus acólitas para llevarlas a un mundo de placer y diversión, hedonista, frente al mundo opresor, patriarcal, apolíneo, que representa el policía que las persigue, el Penteo de la obra clásica obsesionado con la ley y el orden al que ellas llaman “Suasenaguer”. En el medio, hay otro policía, llamado Servando, mezcla de Tiresias y Cadmo, que intenta que su compañero abandone la rigidez y sea más permisivo, “porque a veces, la alegría, hay que buscarla en lo oscuro, en la vereda perdida”.
¿Se trataría entonces de una reelaboración profunda del texto clásico que mantiene el espíritu de Eurípides?
Diría que, aunque queda una frase de Eurípides, los acontecimientos que se narran, y el sentido profundo de la obra, la lucha entre lo apolíneo y lo dionisíaco, creo que son muy fieles a Eurípides. Cuando trabajo con clásicos siempre busco la manera de buscar ecos de esos temas en nuestra sociedad actual. Tiene que resonar en el público del siglo XXI no de manera intelectual, sino emocional, y más que emocional visceral. Nosotras, Las Niñas de Cádiz, hacemos teatro popular, que abarca un espectro muy amplio de público. Me gusta pensar que alguien que no ha leído en su vida Las Bacantes comprenda perfectamente el sentido de la tragedia de Eurípides viendo este espectáculo.

¿La obra fue adaptada en términos de modismos regionales para un público argentino?
Francisco Civit es un director muy respetuoso con la autoría. Y eso que los autores y autoras estamos siempre a la defensiva con nuestros textos debo reconocer. En la primera lectura dramatizada que se hizo en Argentores ya habían cambiado algunas cosas, pero para la puesta en escena posterior, el trabajo fue más minucioso. Yo les hice llegar una “versión porteña” que trabajé durante un par de semanas, y ellos sobre eso introdujeron otros cambios que iban necesitando. La verdad es que nunca hubiera pensado que mi función más localista iba a encontrar eco al otro lado del Atlántico, y de una manera tan natural. Estoy fascinada, y de alguna manera esto confirma mi convicción de que cuanto más localista y genuino es uno, más universal resulta. “Habla al mundo desde tu aldea”, decía Tolstoi.
¿Qué le pareció la idea del intercambio de autores organizado entre España y Argentina?
Fue maravilloso. Con la simple experiencia de estar allí y compartir ya me hubiera bastado. Era la tercera vez que viajaba a Buenos Aires. Lloré cuando entré en el puerto (veníamos de Montevideo). Ni en mis sueños más osados hubiera pensado que volvería una y otra vez a esta ciudad, como quien regresa a una vieja tierra conocida. Cada vez me enamora más. Amo Buenos Aires. Pasamos unos días maravillosos y pudimos vernos con autoras y autores argentinos, charlar, ver teatro. Cuando vi la lectura de mi obra no podía creer, la reacción del público, no me la esperaba. Y, de pronto, este regalo, que decidieran montar la función. Ha superado cualquier expectativa. Creo que esta propuesta es un verdadero hallazgo. Yo vengo de una ciudad, Cádiz, donde desde hace muchos años se celebra el FIT, Festival Iberoamericano de Teatro. Si yo me dedico a esto, es por ese festival, porque tuve la oportunidad de ver, muy jovencita, a compañías maravillosas como el Sportivo Teatral, La Troppa, Ictus, el Circular de Montevideo, Endança, Ta na rua, XPTO. Yo miraba ese teatro y quería hacer algo así, no me identificaba nada con lo que se hacía en España. Mis referentes son latinoamericanos, Me he nutrido de ellos. El intercambio de sensibilidades, de culturas, es fundamental para la creación. Por eso este programa es importante. Y si además sirve para dar a conocer la obra propia en otros sitios, mejor que mejor. Pero lo más importante es compartir, escuchar al otro, descubrir.

Con Francisco Civit
Director, actor y docente de teatro, Francisco Civit fundó la compañía Republiquetas, ha dirigido, además de Las bingueras de Eurípides, otras obras importantes como Voces de Malvinas, de Lucía Laragione; Ricardo III de William Shakespeare; 24 Horas Viraje, de Gilda Bona; El gran teatro del mundo, de Calderón de la Barca; El castigo sin venganza, de Lope de Vega; El nombre de Griselda Gambaro; El bello indiferente de Jean Cocteau y Paria de August Strindberg, muchas de ellas premiadas o nominadas en distintos rubros. Con el también charló Autores, luego de la entrevista con Ana López Segovia para poder interiorizarnos de algunos perfiles de su puesta.
¿Qué impresión te dio Francisco ponerte en contacto con el texto de Las bingueras de Eurípides?
Diré que la sensación que tuve al leer las primeras páginas de Las Bingueras de Eurípides fue parecida a la de recibir un jab de derecha. La pieza me sorprendió y se puso filosa. Ya en sus primeras hojas me dejaba claro que me estaba invitando a un recorrido atípico, un sendero sinuoso en donde cualquier moralina o pudor iba a ser un lastre para la tarea de dirección. Me cautivó desde el primer contacto. Si mal no recuerdo la leí tres veces el día que llegó a mis manos. Me pareció divertida, dinámica, terrible, soez, sumamente popular e irreverente. En resumen, un gran desafío.
¿Cómo fue el proceso creativo desde la dirección?
El proceso creativo desde la dirección fue complejo. Imaginar ese mundo tan gaditano en un escenario porteño se convertía en la primera fricción ¿Cómo trasladar ese universo? Por otro lado, aparecía el problema del español de Cádiz con el español rioplatense. La pieza, si bien está escrita en verso, es un material cercano para el espectador, juega a un cotidiano, a la complicidad. Este choque de lunfardos debía ser resuelto para que esa cercanía con la platea funcione y teníamos que trasladarlo sin romper el metro ni la rima. También estaba la música. Si bien la obra apela a un par de temas vinculados al pop internacional, jugando con sus letras, el resto de las intervenciones musicales son de carácter folklórico español. Podíamos intentar emular su musicalidad, pero sentía que íbamos a quedar a medio camino y entonces decidí que lo mejor era reversionar ese cancionero y traerlo a una idiosincrasia un poco más argenta. Allí fue que lo convoqué a Juan Pablo Maicas, quien fue fundamental para este asunto. Dispuestos estos puntos a resolver podíamos comenzar con el proceso creativo sin traicionar a la obra que Ana había escrito.

¿Notás que hay marcadas diferencias en la dramaturgia que se escribe actualmente en España en relación a nuestras autoras y autores?
Con respecto a las diferencias seguro existan varias de ellas, tanto culturales como estilísticas, definidas por movimientos e inquietudes continentales o coyunturales de cada país, pero creo que estamos viviendo momentos globales que nos interpelan a todos. Las Bingueras es poseedora de una gran carga política que es rápidamente leída en Argentina. Su denuncia feminista, la exposición del poder policial y su virulencia ante actores desprotegidos o postergados de nuestra sociedad, es moneda diaria en la Argentina de la ultraderecha mileísta. Eso resuena en el espectador, que sale de la sala con una sensación de justicia llevada a cabo en escena y yo con la poderosa ilusión que el teatro puede cambiar realidades.
¿Qué opinión te merece este tipo de ciclos de intercambios de Argentores y la SGAE?
Me parecen simplemente geniales. No creo que me hubiese cruzado con el texto de Ana de otra manera o por lo menos en el corto plazo. Este intercambio ha sido extremadamente fructífero para ambas partes. En lo personal me siento muy agradecido por la convocatoria y confianza de Argentores. Esto nos permitió la experiencia del semimontado y hoy presentamos la obra con excelentes feedbacks del público y la crítica especializada. En fin, esto no sería posible sin el ciclo de intercambio.
S.B.